domingo, 23 de enero de 2011

Porqué evangelizar China

Parte de una entrevista realizada por Mark Riedemann para “Dios llora en la Tierra”, un programa semanal radiotelevisivo producido por la Catholic Radio and Television Network en colaboración con la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Por encuadrar el tema: ¿Qué es este permiso de embarazo y cómo actúa en la política de un único hijo?

Fu: El gobierno chino ha llevado a cabo este control de nacimientos, o la política de un único hijo, basado en la teoría de que hay recursos limitados y que la única forma de que la población existente logre el bienestar económicos es limitar el tamaño de la población. Así que, en general, permiten que cada familia tenga solo un hijo.

Por eso cuando quieres tener tu primer hijo tras el matrimonio, tienes que pedir una tarjeta de permiso de embarazo – una tarjeta amarilla para que tu esposa pueda quedarse embarazada legalmente. En caso contrario, será arrestada y obligada a abortar.

La tarjeta de permiso de embarazo es concedida por la unidad laboral de la mujer y como mi esposa, Heidi, había sido despedida de su escuela de graduación de la Universidad del Pueblo debido a su encarcelamiento, no podía conseguir el permiso de embarazo.

- ¿Simplemente no se le daba el permiso?

Fu: No, e intentamos encontrar médicos cristianos que trabajaran en un hospital de Pekín, y lo intentamos en un hospital que tenía un médico cristiano, pero el médico simplemente no podía ayudarnos por miedo a perder su trabajo si accedía a cuidar a mi esposa.

- ¿Así que se enfrentaban a un aborto?

Fu: Sí, por lo que tuvimos que escapar en medio de la noche saltando del cuarto de baño de la segunda planta de este edificio alto.

- ¿Usted huyó a Hong Kong y, luego, de Hong Kong a Estados Unidos?

Fu: Sí, salimos primero de Pekín y nos ocultamos en el campo porque no teníamos pasaporte ni documentos de viaje. Nos imaginábamos que nunca podríamos salir de China, pero, Dios nos mostró su milagro y con un montón de oraciones y muchas ayudas, pudimos llegar a Hong Kong y, luego, en 1997, a Estados Unidos.

- Quisiera volver a la cuestión de la política de un único hijo. ¿Qué impacto tiene en la sociedad china?

Fu: Creo que el impacto se manifiesta en diferentes aspectos. El primero: el concepto tradicional chino de la importancia de tener un chico. Cada familia quiere tener un hijo y esto ha causado un gran desequilibrio entre las poblaciones masculina y femenina.

Segundo: Hay una crisis enorme de padre envejecidos. Una pareja tiene ahora que mantener a dos familias de padres debido a esta política de un único hijo. Tercero: Hay una práctica masiva de esterilización forzada y de abortos. El año pasado, salió a la luz un informe de que cerca de 20 millones de bebés habían sido abortados y el aborto se llevaba a cabo hasta a los nueve meses.

Yo, personalmente, tuve una conversación con una señora cristiana, la esposa de un pastor, que contaba que había estado en un hospital embarazada de ocho meses y, al lado de ella, había otra señora que estaba embarazada de nueve meses. Aquella noche 80 mujeres embarazadas fueron obligadas a abortar inyectando veneno al feto. Este es un asesinato a escala masiva.

- ¿Qué hace esto a la psicología de la nación?

Fu: Esta es otra ramificación de tal política. Estas mujeres se deprimen y la tasa de suicidios es muy alta. Esta política de un solo hijo fuerza a los padres a estropear a este único hijo creando un niño muy egocéntrico. El año pasado, la revista Time tenía un artículo sobre la política china de un solo hijo: “La Generación ‘mi’ de China”. Esto ha creado una generación egoísta – una generación centrada en el “mi”. Las ramificaciones de esta política apenas acaban de empezarse a manifestar y a crear otro enorme problema social.

- ¿Viene del extranjero la financiación para esta política de un único hijo, y de dónde?

Fu: La política de un único hijo es por supuesto una política nacional del gobierno central, aunque, irónicamente, una gran parte de la financiación viene de organizaciones internacionales como el Fondo de Población de las Naciones Unidas, que ha donado centenares de millones de dólares.

Los Estados Unidos proporcionan financiación y 40 millones de dólares van a China para ayudar a llevar a cabo la política un solo hijo. De esta forma, los países occidentales son cómplices de esta política.

Fuente: Zenit

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